1. No vas a sentarte a llorar si no quieres.
La terapia no va solo de hablar de emociones. Es estrategia, reflexión, claridad mental, toma de decisiones. Es lo que muchos hombres estáis necesitando para volver a funcionar al 100%. A veces puede que te emociones, y eso está bien ya que es un mecanismo natural del cuerpo para regular nuestras emociones.
2. No tienes que contarlo a nadie si no quieres.
Tus sesiones son privadas. No tienes que justificar nada. Tu salud mental es tan personal como tu contraseña del banco. El formato online te permite cuidar especialmente esta privacidad ya que podrás conectarte desde cualquier lugar que sientas seguro (tu despacho, tu casa o incluso el coche).
3. No necesitas estar «fatal» para empezar.
Muchos hombres llegan a consulta cuando ya no pueden más, tras un ultimátum de sus parejas o con la sensación de que su vida va cuesta abajo y sin frenos (proceso de separación, despido laboral, problemas legales, deudas…). Pero también puedes venir cuando solo estás cansado, atascado o desconectado. Cuanto antes, mejor.
4. No se trata de cambiar quién eres.
La terapia no busca que seas otra persona. Busca que puedas ser tú mismo sin estar en guerra contigo todo el día. Conocerte mejor te ayudará a gestionar de manera más saludable determinadas situaciones y modificar patrones que no te gustan o que te traen problemas.
5. No estás solo.
Cada vez más hombres dan el paso. No por moda ni por postureo, sino porque están cansados de arrastrar malestar y perder tiempo. Hoy, cuidarse es tomar el control. Pedir ayuda profesional no te hace débil: te hace responsable. Así actúan los hombres de verdad, los de hoy.
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